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DEL CIELO A LA TIERRA

ANNO DOMINI 1999.
HE ESTADO EN AUSCHWITZ.
MAI PIÙ!
¡NUNCA MÁS!
NEVER MORE!
¡NUNCA MÁS PALESTINA!
¡NUNCA MÁS AFGHANISTÁN!
¡NUNCA MÁS CHECHENIA!
¡NUNCA MÁS UCRANIA!
¡NUNCA MÁS SIRIA!
¡NUNCA MÁS IRAK!
NUNCA MÁS TODAS LAS GUERRAS Y TODAS LAS DICTADURAS DEL MUNDO.
¡NUNCA MÁS HOLOCAUSTOS!
¡NUNCA MÁS HIROSHIMA Y NAGASAKI!
¡NUNCA MÁS MAFIA!
NUNCA MÁS SED DE SANGRE.
ES TIEMPO DE JUSTICIA, AMOR Y PAZ.
!HE ESTADO EN AUSCHWITZ!
GRACIAS CON TODO MI AMOR A MIS AMIGOS ARTUR DE POLONIA Y MARA, ITALIANA, QUE ME ACOMPAÑARON.

EN FE.
G. B.

Palermo (Italia)
15 de Abril de 2015

 
El contable de Auschwitz pide 'perdón'

“Yo vi los crematorios, vi las fosas. Crean lo que digo. Todas esas atrocidades sucedieron. Yo estuve allí”.
Groening anotaba cuántos judíos ingresaban al campo y cuánto costaba mantenerlos
El nazi afronta el juicio por su pertenencia a las SS en la ciudad de Luneburgo
'Para mí, es indiscutible que comparto una culpa moral', dice el alemán
Rosalía Sánchez Especial para EL MUNDO Berlín
Oskar Groening, el contable de Auschwitz, ha pedido perdón a las víctimas del campo de concentración en la apertura de su juicio que ha empezado hoy en la ciudad de Luneburgo. "Para mí, es indiscutible que comparto una culpa moral", ha dicho el alemán. "Pido perdón", ha agregado.
Cuando llegaban los prisioneros a Auschwitz, les eran requisadas todas sus pertenencias. De los restos que quedaban en los hornos crematorios, se separaban de los huesos los dientes de oro, la última posesión que atesoraban y que, como el resto, pasaba a formar parte de un minucioso inventario. El responsable de las anotaciones en los libros era Oskar Groening.
Groening perteneció a las Juventudes Hitlerianas y, cuando los nazis llegaron al poder, cambió la escuela por un puesto de aprendiz en un banco. Allí aprendió los rudimentos de la contabilidad y comenzó una próspera carrera que interrumpiría solamente para unirse a las Waffen-SS, que terminaron destinándolo a Auschwitz, donde era necesario poner orden en las cuentas.
Allí tomó cumplidamente anotaciones de los judíos que entraban y de cuánto costaba mantenerlos. Anotó cómo se convertían en dinero los bienes que les eran requisados a los prisioneros en el haber y los gastos de personal para eliminarlos en el debe, hasta que el 10 de junio de 1945 su unidad, que había huido del campo, se rindió sin luchar a las tropas británicas.
Después de la guerra, volvió a reunirse con su mujer y a retomar su vida normal. Él mismo ha reconocido la frase con la que la saludó: "haznos un favor a los dos y evita las preguntas". Su pertenencia a las SS le impidió volver a trabajar en un banco, pero obtuvo un empleo en una fábrica de cristal, se instalaron con sus suegros y llevaron una plácida y tranquila vida de clase media, en la que Groening alternaba el trabajo con su pasión por la filatelia.
El después de Auschwitz
Llevó con discreción su paso por Auschwitz, pero jamás lo negó. En varias ocasiones fue encausado, pero el caso no llegó a juicio porque no podían aportarse pruebas de que él hubiese asesinado a nadie. "Yo no llegué a dar una bofetada a nadie", se defendió ante el tribunal. Solamente tras la sentencia Demjanjuk, que sentó jurisprudencia en 2011 sobre la responsabilidad criminal de todo aquel que hubiese participado en la maquinaria que hizo posible los crímenes nazis, ha podido reabrirse su caso.
"Presuponer que el hecho de pertenecer a un amplio círculo de personas que vivían en una guarnición donde tuvo lugar el exterminio de los judíos ya confiere un aura de criminal es un error", dijo en una de las pocas entrevistas que ha concedido en su vida. "En este mundo las cosas son así. ¿Tengo que fustigarme y vivir de raíces como en Tannhäuser por haber pertenecido a aquella organización?", ironizaba. "También hay otra forma de verlo, la de que cada uno es libre de hacerlo lo mejor posible dentro de la situación en que se encuentra".
Su juicio, enmarcado en el aniversario de la liberación del campo nazi, tiene un significado simbólico. A sus 94 años de edad es casi imposible que llegue a poner un pie en la cárcel. Pero su testimonio quedará para la historia: "Creo que a mi edad es mi deber afrontar lo que viví y responder a aquellos que lo niegan, que afirman que Auschiwitz no existió. Yo vi los crematorios, vi las fosas. Crean lo que digo. Todas esas atrocidades sucedieron. Yo estuve allí".
Unos 8.000 SS trabajaron en Auschwitz. Aproximadamente 7.000 de ellos sobrevivieron a la guerra. Solamente unos 800 han llegado a ser juzgados ante un tribunal.
21 de abril 2015

http://www.elmundo.es/internacional/2015/04/21/55354a7922601d010c8b4571.html

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